La presidencia de Arévalo


En diciembre de 1944, el educador guatemalteco Juan José Arévalo fue elegido presidente con el apoyo de los partidos Renovación Nacional y Frente de Liberación Popular; se promulgó una nueva Constitución en marzo y se pusieron en marcha reformas sociales internas.

En septiembre de 1945 Guatemala renovó sus reclamaciones sobre la Honduras Británica (actualmente Belice), asunto pendiente desde la formación de la República. Un acuerdo negociado con Gran Bretaña en 1859 había definido la frontera sur entre los dos países; Guatemala reinició la disputa en los últimos años de la década de 1930, reclamando que Gran Bretaña no había cumplido todos los términos del acuerdo.

En enero de 1946, Gran Bretaña propuso que la disputa fronteriza se sometiera al arbitrio del Tribunal de La Haya. El conflicto se agravó en 1948, cuando unidades de la Marina británica fueron enviadas al puerto de la ciudad de Belice para impedir una supuesta invasión guatemalteca. Guatemala emitió una protesta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la Unión Panamericana y a todos los países de América Latina y Canadá. Posteriormente la República de Guatemala cerró su frontera con la Honduras Británica.

Pequeños levantamientos derechistas se produjeron durante la primera mitad de 1949, pero el principal suceso político del año fue el apoyo que el gobierno prestó a los trabajadores de la United Fruit en sus reivindicaciones, ante las cuales la compañía estadounidense tuvo que ceder.

Transición a la izquierda

Aunque Arévalo sufrió más de veinte intentos de derrocamiento, pudo gobernar la totalidad de su mandato presidencial. En noviembre de 1950 se celebraron elecciones generales; apoyado por una coalición de partidos de izquierda, el candidato presidencial Jacobo Arbenz Guzmán, ministro de Defensa en el gabinete de Arévalo, obtuvo la victoria. La nueva administración asumió el poder en marzo de 1951 y en ese año Arbenz continuó de manera general con la moderada política social de su predecesor.

El gobierno de Arbenz comenzó a aplicar de forma decisiva políticas más progresistas. En junio de ese año el Congreso aprobó una ley de reforma agraria, inspirada en la mexicana, que establecía la repartición de fincas no cultivadas de más de 91.000 ha a trabajadores sin tierra, lo cual afectaba a la compañía United Fruit, que poseía unas 200.000 sin cultivar; también se llevó adelante un programa de construcción de carreteras y ferrocarriles que rompía el monopolio que en este sector tenían compañías filiales de la estadounidense.
El programa de reforma agraria afectó a más de 121.460 ha de propiedades privadas, que recibieron como indemnización bonos emitidos por el gobierno no negociables; además, 162.000 ha de terrenos pertenecientes al gobierno se distribuyeron a trabajadores sin tierra.

En 1954 la oposición al régimen de Arbenz aumentó tanto en el interior como fuera del país, hasta el punto de que fue calificado de comunista. En la X Conferencia Interamericana (véase Panamericanismo), que tuvo lugar en marzo de ese año, Estados Unidos consiguió la aprobación de una resolución que condenaba implícitamente al gobierno de Guatemala. En abril, el arzobispo católico de Guatemala, en una carta pastoral, apeló a favor de un levantamiento en contra del comunismo. Alegando el descubrimiento de una conspiración, cuyo fin era derrocarlo (se había hecho un intento en 1953), el gobierno comenzó a detener el 31 de mayo a los líderes de la oposición y el 8 de junio suspendió los derechos civiles.

Gobierno anticomunista

El 18 de junio de 1954, un denominado Ejército de liberación’, formado por políticos exiliados entrenados y apoyados de manera clandestina por Estados Unidos y dirigido por el coronel Carlos Castillo Armas, invadió Guatemala desde Honduras. Los rebeldes ocuparon rápidamente los centros neurálgicos del país ante la resistencia simbólica del Ejército y bombardearon la capital y otras ciudades. Arbenz renunció el 27 de junio y dos días más tarde se disolvió el Congreso, se arrestó a los principales dirigentes que le habían apoyado y se liberó a cerca de 600 presos políticos de otros partidos.

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