Gobernación departamental de Huehuetenango

Gobernación departamental de Huehuetenango
Por unos pocos años, entre 1.881 y 1.885, la cabecera fue trasladada a Chiantla, debido al odio que tenía a
Huehuetenango el tristemente célebre jefe político Evaristo Cajas, quien cometió toda clase de atropellos contra los
huehuetecos, amparándose en su condición de pariente político del general Justo Rufino Barrios.

Finalmente cabe destacar que en 1.865 se introdujo por primera vez un caudal de agua por acueducto a la
población de Huehuetenango y que en 1.910 fue inaugurado el Hospital Nacional, construído con un legado de la
señora Margarita Avila y los fondos recaudados por la sociedad de Beneficiencia El Amparo, fundada en 1.901 a
iniciativa del doctor Urbano Polanco y el profesor Celso Herrera.

Fue hasta 1.950 que se estableció el Instituto Normal Mixto. En ese mismo año inició actividades el Colegio de niñas
La Sagrada Familia, lo cual es indicador del abandono que padeció el departamento en materia educativa. No
obstante en 1.893 ya contaba con presidio.

Leyenda del origen de los pueblos

Cada poblado de Huehuetenango tiene su propia imprenta histórica. Así, en San Gaspar Ixchil se cuenta, entre los
ancianos, que en aquel tiempo San Gaspar vino a pasear a los parajes en donde se encuentra actualmente el
pueblo. Al ver todo tan hermoso, se puso a pescar en el río Cuilco; entonces observó que el mismo traía semillas de
chile. San Gaspar las tomó, las sembró y cosechó buen chile, por lo que el santo ya no regresó a Chiapas (México),
de donde había venido y se quedó a vivir en este lugar.

Los habitantes del lugar le construyeron una iglesia y San Gaspar siguió sembrando chile. Desde entonces ese
pueblo se llama San Gaspar Ixchil, “lugar donde nace el chile”, ya que ix significa chile en idioma mam.
Variantes de esta leyenda se repiten en Chiantla, La Libertad, San Sebastián Huehuetenango y San Juan Ixcoy.
Los otros tipos de leyendas de la región se refieren a narraciones sobre el origen del maíz y de los dueños de los
cerros y las montañas.

Cuento de tradición oral

Dentro de la tradición oral huehueteca abundan los cuentos de animales, algunos de antigua raíz europea y otros de
raigambre maya, con ecos prehispánicos.

Es así que aparece en Cuilco y San Pedro Necta los cuentos del conejo y el zorro, en donde el conejo siempre juega
de listo frente al zorro, que es el ser ingenuo.
En Malacatancito y Jacaltenango, se narra el cuento de un mono que se quema los ojos por robar las joyas de la
iglesia. En Barillas se narra el caso del hombre haragán que es convertido en zopilote, “por no trabajar las milpas”.

En San ta Ana Huista y Santa Bárbara, se escuchan cuentos de animales de corral, como la mujer que se hizo rica
con el huevo de una chompipa, el cual resultó ser de oro.

En La Libertad y Chiantla, se cuenta que había un huérfano que fue recogido por un hombre rico, quien resultó ser
el dueño del cerro. El huérfano escarbaba las riquezas del señor y al destapar un cofre, salió una gran nube de
humo que el dueño del cerro vio desde lejos. Regresó y castigó al huérfano por abrir sus cofres y lo echó de la
casa. Dicen los Aj Yol de San Rafael Pétzal, que “el huérfano fue castigado por tocar las cosas que no le
pertenecían”.

Uno de los cuentos tradicionales más hermosos de Huehuetenango es el del colibrí ,que se narra en San Pedro
Necta, Soloma y Concepción. Dicen que había una “patoja chula” que se sentaba en el patio de su casa con su telar
de cintura a tejer. Un joven se enamoró de ella, pero no podía entrar a la casa porque el papá “era muy bravo”,
entonces el patojo se convirtió en colibrí; y fue así como la joven se fijó en los ojos del animal, se enamoró de él, y ya no tejía su huipil. La patoja agarró el colibrí y lo puso en una jaula, pero éste no se estaba quieto, por lo que se lo llevó a su tapexco. El colibrí se convirtió en hombre, enamoró a la mujer y se la robó. Los padres los persiguieron, pero entonces el patojo se convirtió otra vez en colibrí y se introdujo en el huipil que ella tejía y ya no salió de ahí.
Por eso es que todas las mujeres jóvenes de Huehuetenango hacen colibríes en sus huipiles, para esperar al novio
que algún día vendrá a sus vidas.

Otras formas literarias de Huehuetenango, son los cuentos de Pedro Tecomate, que es una variante huehueteca de
Pedro Urdemales, así como otros bandidos maravillosos como Juan Ixcot de Todos Santos Cuchumatán, que cuida
los caminos y se aparece a los hombres “que tienen malas intenciones” con las mujeres.
Las leyendas animísticas de aparecidos y ánimas en pena, también están presentes en Huehuetenango. Variantes
de el Duende, el Tzipitío, la Llorona y la Tatuana, se escuchan en San Gaspar Ixchil, San Rafael La Independecia y
especialmente en la cabecera departamental. También se escuchan romances, romancillos, antiguas coplas y
décimas, en particular en San Juan Ixcoy.

La vastedad del territorio, las ceremonias sociales y el proceso histórico, hacen de Huehuetenango uno de los
departamentos más ricos en tradiciones orales sincretizadas que guardan una relación directa con la ancestral
cultura maya.

PRIMERA PARTE
Imágenes y texto tomados de: INTERHUEHUE

Scroll to Top